Domingo, 12 de julio
01:25 pm
Vivimos de impulsos...
Luces incandescentes que estallan con un propósito.
Porque sin objetivo,no tenemos sentido.
Su inexistencia, desvanece la energía de nuestros pulsos internos.
Su concepción es emanada a partir de
cada riesgo, idea, momento diminuto
de sumergimiento e idealización de
algo que nunca habíamos visto.
La pretensión del entendimiento
es inútil sin los conocimientos.
Vastos, cortos e infinitos.
Toda inmensidad es pequeña ante lo ilimitado
y cada insignificancia esconde una grandeza.
Es cuestión de observar lo que no se ve.
Si decidimos no mirar, encontramos las respuestas.
Y con gran causticidad,
aquel hallazgo aun no es el veredicto...
(Un fanático religioso junto a mí ha logrado que olvide la tolerancia)
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